Un
debate electoral es un ejercicio donde los candidatos contraponen sus ideas
respecto de los temas públicos. Sin embargo, éste no es indispensable para que
el elector tome una posición, debido a que en las campañas competitivas, desde
el inicio y hasta el final, los candidatos han presentado con claridad y
contundencia sus razones predominantes de voto.
Los
candidatos que emplean estrategias articuladas y exitosas de comunicación
siempre estarán dispuestos a debatir, porque el debate les proporciona una
ocasión de especial importancia para establecer y enfatizar sus propuestas. En
este sentido, los debates se comienzan a ganar o a perder desde el inicio de la
misma campaña. Hay candidatos que llegan a debatir en condiciones de ventaja
porque sus temas ya son conocidos por el electorado.
Peña Nieto y la telegenia
Tal
es el caso del debate del 6 de mayo próximo en México. El candidato del
PRI-Partido Verde, Enrique Peña Nieto, llega con una ventaja de 20 puntos –48%
de las preferencias electorales efectivas– tal y como inició su campaña hace
cuatro semanas. Al utilizar como principal fortaleza su imagen física y la telegenia
–capacidad de una persona para resultar atractiva y tener éxito ante su
público–, el priista se presentará en una situación cómoda.
Ni
la campaña de “contraste” que emprendió en su contra el Partido Acción Nacional
pudo –si acaso 3 puntos– reducir la intención de voto para el abanderado
tricolor. Los spots que atacaron su principal oferta de “cumplir lo que ofrece”
no han podido disminuir las preferencias. Tampoco lo hará un debate que tiene
como características principales “la rigidez” y un formato limitado en un medio
como la televisión, que requiere de ritmo y producción.
¿Quién
gana y quién pierde? Desde una
perspectiva simple, quien tiene mayor riesgo de perder es Enrique Peña Nieto,
pero al mismo tiempo tiene mayor oportunidad de fortalecer su posicionamiento de
candidato ganador. Gabriel Quadri no pierde nada y gana todo: por lo menos el
registro de su partido, tal y como lo hizo Patricia Mercado en 2006.
Tanto
Josefina Vázquez Mota, que se ubica con el 27.8% de las preferencias, como
Andrés Manuel López Obrador con el 22.6% –de acuerdo con Consulta Mitofsky–
necesitan de una oportunidad para acercarse al candidato puntero. Pero si lo
hacen con ataques, lo único que lograrán será fortalecerlo. ¿Quién provocará al
favorito en las encuestas? ¿Andrés Manuel López Obrador que pugna por la
reconciliación? ¿o Josefina Vázquez Mota? quien en su condición de mujer está
limitada de esta posibilidad?
Mexicanos sin interés en el debate
Y si
a ello agregamos que el 55% de los mexicanos han expresado, de acuerdo con la
encuestadora Parametría, que están “poco o nada” interesados en el debate y
sólo 14% está “muy interesado”, los indicadores que miden la preferencia
electoral no se moverán después del 6 de mayo.
Lo
cierto es que los candidatos ubicados en tercero y cuarto lugar –Josefina
Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador–, no entendieron que los debates no
se ganan “el día del debate”. Se empiezan a ganar desde el primer día de
campaña, cuando tienen la posibilidad de plantear un debate cotidiano, cuando
la coyuntura permite retar al candidato puntero, como lo hizo Vicente Fox en la
elección del 2000 con el “Hoy, hoy…”
Pero
sobre todo, los debates se ganan en el post-debate. En la capacidad que tendrán
sus operadores de medios para generar la percepción de que sus propuestas,
exposición y presencia en la televisión fue mejor que la de sus competidores.
Entonces, los debates tienen tres tiempos: el pre-debate, el día del debate y
el post-debate. Pero además resumiría que en un solo tiempo: el debate del día
a día con los electores.