domingo, 8 de enero de 2012

Dios en el Poder



Más vale tarde.

Hablar del caso Marín-Cacho a seis años de distancia parecería extemporáneo, pero analizar el fenómeno comunicacional más importante de la última década, en términos de gestión de crisis, es imprescindible.

Hacerlo antes habría tenido las limitantes que la institucionalidad obligaba al autor; sin embargo este texto no juzga lo ya juzgado, ni defiende a nadie. Es un ejercicio académico que utiliza hechos cercanos en un escenario de confrontación política y crisis institucional.

El resultado de esta revisión crítica es un texto que forma parte de una serie de nueve casos de gestión de crisis en América Latina, que integran el libro La Gestión del Disenso. La Comunicación Gubernamental en Problemas, editado en Argentina por La Crujía y coordinado por los académicos Mario Riorda, Luciano Elizalde y Damián Fernández Pedemonte.

“Dios en el Poder” es el título del artículo que aborda el escándalo mediático que puso en serios problemas la gobernabilidad y el equilibrio político en el estado de Puebla durante 2006. Si bien el texto analiza a detalle el audio-escándalo, lo hace con el apoyo de marcos teóricos como el framing, la semiótica, la sociología del riesgo y otras que impiden una visión parcial.

A manera de adelanto, comparto algunos párrafos del artículo en cuestión:
“Dado que la imagen televisual responde a la exaltación y creación de valores sociales y culturales con el fin de estimular las reacciones del público, y que su discurso crea una representación de la realidad, formando imágenes o estereotipos, las dos entrevistas al gobernador de Puebla, difundidas por televisión en red nacional, entre la noche del 14 de febrero y la mañana del día 15, crearon una percepción que el receptor colectivo interpretó como realidad: la de culpabilidad”.

Y en el mismo sentido agrego:
“Y el peor de los escenarios se presentó cuando el escándalo generó rechazo por parte de la población que había apoyado al mandatario desde su campaña y en el primer año de gobierno. Al margen del desarrollo de una revisión jurídica que a la postre concluyó con la exoneración del gobernante desde del máximo tribunal del país, la confianza generada durante los años de trayectoria política se transformó en recelo en cuestión de días. La gobernabilidad se tambaleó”.

Sobre la mediación simbólica de la realidad, explico:
“Por una parte, los políticos pueden manipular los mensajes y proyectar en los medios la realidad con fuerza simbólica, con énfasis en imágenes de televisión, actos en que intervienen símbolos cercanos a los espectadores y discursos o escenarios con carga emblemática hechos a propósito. Por otro lado, los medios también pueden hacer manipulaciones y crear realidades simbólicas, a fin de proyectar interpretaciones sobre los actos o los actores políticos”.

Este artículo lleva como subtítulo: “Una conversación telefónica. Del escándalo mediático al equilibrio político”, y el análisis tiene los siguientes enfoques:
-Origen del disenso. Una mirada a los propulsores del escándalo.
-Significados, frames y alcances de un mensaje apuntalado por la TV.
-Escándalo en un momento político trascendental.
-Giro de 360º. De una crisis de imagen a un asunto de Estado.
-El desequilibrio, un generador del riesgo de ingobernabilidad.
-Control de daños y estrategia de comunicación.
-Construir o re-construir la imagen pública.
-Teoría y experiencia, rol estratégico de la comunicación gubernamental.
- Lecciones de una estrategia emergente.

Desde luego que este artículo no narra los entretelones de la política local ni devela los nombres de personajes clave que en ese momento protagonizaron la crisis. No es una novela política o anecdótica; es un ejercicio académico.

Se trata, como expone el mismo Mario Riorda, a quien debo la invitación a colaborar en este libro, de “intentar rescatar, sin tapujos ni preconceptos, el abordaje de situaciones complejas en donde los gobiernos, tanto como la gestión de su comunicación, se hallan en un problema público. Es un escrito sobre situaciones incómodas, tanto del gobierno como desde la ciudadanía, los medios y actores públicos relevantes”.

Y creemos, ambos, que habrá polémica. “Y si ese es el efecto, será el mejor homenaje que se le puede hacer a las lecturas sobre disenso; pero que con esa polémica, estas aportaciones contribuyan a hacer pensar críticamente a la gestión de la comunicación”, agregaría mi amigo Riorda.

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